No seas colador, sé recipiente: transforma tu manera de escuchar

Me alucina escuchar podcasts. Y si hablan de temas profundos, mucho más.

El otro día estaba escuchando el de Vidas Contadas. Me lo descubrió mi pareja hace unos meses (o años, no lo recuerdo bien) y me encanta. Enric siempre trae gente interesante, y encuentra el equilibrio perfecto entre ofrecerle al oyente datos curiosos poco interesantes pero entretenidos, y reflexiones que en un segundo hacen explotar la configuración de tu cerebro.

Francesc Torralba fue el invitado que más me impactó. No me escondo.

El título de su episodio decía así: “Una clase magistral sobre la vida, la muerte y el tiempo”. Sonaba bien. Enric logró captar mi atención de lleno.

Pero ya sabemos que a veces el título no es acorde al contenido. Como cuando pintan de blanco una casa que se cae a trozos y al mes de vivir en ella tu piso se comunica con el del vecino de arriba. Pero recuerda, en el anuncio de Idealista ponía: “Apartamento modernista con encanto”.

Me entiendes, ¿verdad?

Pues no fue el caso de Francesc y Enric. El episodio dio lo que prometía.

Una auténtica reflexión sobre el sentido de la vida que puso a funcionar mi cerebro desde el minuto uno.

El episodio entero es una joya. Pero hubo una frase que me trastocó.

Me encantan las metáforas, y Francesc consiguió condensar en una un concepto muy complejo de definir: la actitud ante el sufrimiento ajeno.

“Ante el sufrimiento deberíamos adoptar la forma de recipiente. Es decir, que el otro pueda verter su malestar sin juzgarlo”.

Qué forma tan bonita de decir que cuando tienes delante un otro que sufre, solo has de permanecer a su lado. Sin recetas mágicas. Sin soluciones inmediatas.

Un recipiente contiene, y contener es permanecer. Es quedarse, es escuchar. Es mantener su forma intacta para recibir lo que venga. Sea sólido o líquido. Esté caliente o frío. Entre rápido o despacio.

Un recipiente no juzga las propiedades del contenido que tiene dentro. Ni tampoco su forma de entrar en él.

Bajo mi interpretación, un recipiente es generoso. Y lo es porque permite que el contenido sea, tal y como es. Le da espacio para colocarse como quiera dentro de sus límites.

Y esto es lo que deberíamos hacer cuando tenemos delante una persona sufriente. Quedarnos, escuchar sin alterarnos. Permitir que el otro vacíe todo su contenido.

Todo esto con sentido común, por supuesto. Si tu amigo vacía en ti todo su contenido y nunca se convierte en recipiente para ti, entonces tenéis algo que cambiar.

No te hablo de situaciones de este tipo, sino de aquellas en las que tu amigo necesita desahogarse y compartir con alguien.

Cuando veas señales que indiquen que tu amigo/familiar/pareja necesita compartir toda la presión que lleva dentro, no seas colador. No dejes que escape por tus agujeros su sufrimiento. Sostenlo por un rato. Sé recipiente, y dale la contención que necesita para vaciarse por un momento y seguir viviendo.

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