Decide si quieres ser quien destruye el muro o quien pone el primer ladrillo
“No pienso cambiar mientras no cambies tú”.
Así es como suena la banda sonora de muchas vidas. Diría que la mayor parte de la gente se repite a sí misma este mantra de forma inconsciente sin parar.
En mi cabeza no tiene ningún sentido pero Lola y Ana se la creen. Y mucho.
Son hermanas, ambas rondan los veintitantos y aunque tienen personalidades opuestas, comparten dos características: el inmovilismo y la falta de responsabilidad.
El inmovilismo es una roca. Es una posición de no cambio.
La falta de responsabilidad yo la entiendo como una actitud en la cual la persona no es capaz de mirar en su fuero interno y hacer un análisis de sus acciones, sean aciertos o equivocaciones.
Ambas están absolutamente convencidas de que su hermana es el origen de sus problemas, y hasta que la otra no cambie de actitud no podrán estar mejor.
Cuando una persona domina estos dos conceptos , es capaz de hacer cambios en su forma de actuar para reparar las equivocaciones propias, lo cual, bajo mi punto de vista, es uno de los actos más sabios del ser humano.
Como ves, hasta ahora he hablado todo el rato de uno mismo. No he hablado de culpas ni de aspectos que han de cambiar los otros.
Doy por hecho que Ana y Lola tienen cosas que cambiar. Ambas. Pero eso no es lo importante. Lo verdaderamente importante es que cada una se haga responsable de su parte.
Esto es como el reciclaje.
Yo podría pensar: “Primero que reciclen los demás, y luego ya lo haré yo”. Igual que yo, millones de personas podrían adoptar la misma actitud y el resultado sería que prácticamente nadie reciclaría, y el cambio climático iría cada vez a peor. Todos esperaríamos a que empezara el otro, y estaríamos cada vez más lejos de solucionar este problema global. Es decir, la responsabilidad individual se diluiría a más no poder entre tanta gente.
Llegados a este punto yo me pregunto… ¿No es más inteligente empezar por cambiar uno mismo?
Probablemente, si yo comenzara a reciclar, alguna persona de mi alrededor acabaría haciéndolo también, y la bola de personas que reciclan se haría cada vez más grande. Lograríamos estar un poco más cerca de solucionar el problema. Estoy segura.
Ahora bien, esto que te cuento requiere un gran cambio de chip.
Significa dejar de ver el problema como algo que le afecta exclusivamente al otro y por tanto solo él tiene la capacidad de cambiarlo. Implica ver el problema como algo que nos afecta a todos y empezar a percibirnos a cada uno como parte de la solución.
Seguro que estarás pensando en algún conflicto de tu vida. Y probablemente estés convencido de que por mucho que tú cambies, el problema no va a solucionarse.
Eres libre de hacer lo que consideres, pero plantéate siempre antes de decidir si prefieres ser quien destruye el muro o quien pone el primer ladrillo.