La mentira del amor incondicional que te han contado
Aviso: no soy el grinch del amor aunque quizá estas primeras líneas te hagan pensar lo contrario.
Me agotan las fotos de Instagram donde las parejas se prometen amor eterno y sin condiciones.
“Te querré siempre, siempre me tendrás a tu lado” y un largo etcétera de frases que aunque son bonitas de leer, no son ciertas. Ni deben serlo.
El amor incondicional es un amor en el que NO HAY CONDICIONES. Donde sea quien sea el otro y actúe como actúe, lo sigues amando, y te quedas a su lado.
Haz un barrido rápido por todas tus relaciones y piensa a cuántas de esas personas seguirías amando si te hicieran daño. Con cuántas te quedarías a pesar de que se convirtieran en la peor versión de sí mismas (no me refiero a una depresión, no te asustes. Me refiero a algo así como que esa persona asesine a alguien o que te trate verdaderamente mal).
¿A que después de este barrido quedan pocos o ningún contacto en tu agenda? No pasa nada, está bien. Esto no significa que seas un ser deplorable.
Ni tampoco quiere decir que no entiendas los motivos que han llevado a esas personas a comportarse así. Lo único que quiere decir es que para ti, las relaciones deben cumplir ciertas condiciones. Y cuando estas no se dan, tomas la decisión de terminar la relación, sea del tipo que sea (pareja, familia, amistad, etc.).
Se suele decir que la única relación de amor verdaderamente incondicional es la de un padre o madre con su hijo. Es común poner el ejemplo de que si tu hijo comete un crimen atroz, probablemente sigas amándolo. Te dolerán sus actos, pero es posible que tu amor por él no disminuya.
La verdad es que a mí no me importa mucho si el amor es o no incondicional (aunque ya te digo que creo que no debe serlo en la mayoría de los casos). De hecho, el amor puede ser incondicional, pero las relaciones DEBEN cumplir ciertas condiciones. Y esto aplica tanto a relaciones de pareja, como de amistad o de familia.
Esta idea me la dio Vienna Pharaon, en su libro “Tu origen no es tu destino”, una joya para los curiosos de las relaciones humanas. Y me abrió los ojos.
Por mucho que amemos a alguien, no todo vale.
La familia es importante, pero no más que tu propia seguridad.
La pareja es importante, pero no más que tú y tus necesidades.
Los amigos son importantes, pero no tanto como para someterte a su criterio.
Con todo esto quiero decirte que no justifiques comportamientos “hechos con amor” si no te hacen sentir bien. Vengan de quien vengan.
Escucha a la otra parte y ponte en su lugar si quieres. Pero después regresa al tuyo y valora si tus límites están siendo respetados en esta relación. Si no lo están siendo, comunícalo. Y si a pesar de comunicarlo siguen sin ser respetados, toma la distancia que necesites.
No olvides nunca que el amor sin límites nunca será amor.
Las personas necesitamos límites que nos guíen.